Si puedo, prefiero escribir en positivo, el problema es que este desgobierno mercadotecnio de Tusk da pocas ocasiones. En este año, que recuerde, sólo dos: la primera fue la valiente actitud de la ministra de Salud, Elzbieta Radziszewska, ante las presiones de que estaba siendo objeto por parte del lobby gay, pero entonces andaba yo escaso de tiempo para describir la escena.
El segundo feliz momento lo ha protagonizado quien, hasta la fecha, estaba siendo quizá la mayor desilusión de los últimos tiempos: el ministro de exteriores Radoslaw Sikorski. Aún no hay que lanzar cohetes, para nada, pero no dudo que ya es un logro que se haya llevado a su homólogo teutón Guido Westerwelle a Minsk para charlar con Lukaszenko hace un par de semanas, y al sueco Carl Bildt a Kyiv, para tratar con el presidente ucraniano sobre el proceso de integración con la UE.
Tras tres años de pasividad oriental, cualquier señal de resurrección de la diplomacia en dirección Este se recibe con alegría. No pienso que Kaczynski lo hubiera hecho mejor en la situación actual, dicho sea de paso (habría hecho más ruido, aunque con poca efectividad), pero se habían creado unas expectativas tales que los resultados de estos tres años no cabe calificarlos sino de paupérrimos: se han contentado hasta la fecha con que «Occidente» les de unas palmaditas en la espalda por ser buenos chicos.
Y ya que escribo del Este, -¡oh, paradoja! – , reseñable es el hecho de que el archirreconocido adalid de la libertad de las gentes, defensor de viudas y desamparados y paladín de la justicia,… sí, es él: el mismísimo Hugo Chávez y su petróleo pueden convertirse en salvadores de la independencia energética de Bielorrusia y Ucrania. Si es que la vida da unas vueltas…
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No puede faltar un toque sarcástico, para eso no hay que esforzarse mucho, Tusk lo pone en bandeja : )
El motto de la Plataforma Cívica en la actual campaña en las elecciones locales es «lejos de la política». Según la definición clásica, aquel que no se interesaba por la politica, por los intereses públicos de la «polis», era llamado «ἰδιώτης«.
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