Archivo de marzo 2008

El puzzle

marzo 29, 2008

Va a resultar que no era unicamente un problema de la democracia en Polonia, o a lo mejor es un virus contagioso: durante los últimos años (en especial en los últimos tres), cada vez que un atrevido osaba husmear en los archivos de los servicios de represión comunistas polacos quedaba estigmatizado, se le consideraba un apestado o un propagador del odio en parte de la prensa de Polonia y en la extranjera que se dignaba a ocuparse del tema.

Pues bien, en Alemania ponen todos los medios para recomponer el mayor puzzle del mundo: unos 30 millones de euros para un especialísimo programa informático cuya función es rehacer los restos de 46 millones de documentos que la sombría Stasi trató de hacer desaparecer. Y nadie dice nada, ni que la democracia alemana está herida de gravedad, ni que esos historiadores son unos desalmados, ni que es un gasto estúpido, ni nada de nada.

Pero claro, lo de Polonia se sigue calificando como caza de brujas. A mí por lo menos me llega un ligero tufillo a doble rasero para medir a distintos países. ¿Es por mala fe de los periodistas de Occidente? No necesariamente. ¿Un complot anti-polaco? Tampoco me lo parece. Pienso que, sencillamente, basta con un par de personas con reconocido prestigio y la suficiente habilidad para hacerse con el monopolio informativo sobre un determinado tema, sobre todo si saben hacerse con los servicios de un ejército de «idiotas útiles» que ayudan gratis.

La exclusiva para opinar sobre la actualidad y el pasado de Polonia la tiene el círculo de colaboradores del antiguo disidente Adam Michnik, agrupados en torno al diario del que fue redactor jefe: Gazeta Wyborcza. Alguna vez leí que, sobre Polonia, en Europa se repite lo que dice la agencia Reuters y que Reuters repite lo que dice el profesor Geremek, conocido eurodiputado polaco ligado estrechamente a Michnik. Wyborcza, que fuera el periódico de «Solidaridad», no ha dudado en hundir política o periodisticamente a quien se atreviera a afirmar que los «papeles» de los servicios del régimen comunista pueden servir para algo más que para ser quemados.

Ya escribí hace algún tiempo y lo repito aquí que el mérito de la labor de oposición al régimen comunista de Michnik es innegable, pero la forma en que se he servido de sus conexiones internacionales y de su influencia en estos últimos años me llevan a dar la razón a otros grandes contrincantes del antiguo sistema que sostienen que Michnik quizá sea la persona que más ha luchado contra la razón de Estado polaca en los últimos quince años. Ya le dedicaré algún artículo al peculiar modo de entender la libertad de prensa que tiene este interesantísimo personaje.